La complejidad de las relaciones entre Israel y Polonia se remonta a la Segunda guerra mundial y al holocausto. Auschwitz, como uno de los campos de concentración más famosos, se convirtió en un símbolo del sufrimiento del pueblo judío. Durante muchos años, Polonia ha mantenido la memoria de las víctimas del holocausto y ha fortalecido los lazos con el pueblo judío, pero en los últimos años su política ha cambiado notablemente.
La creciente tensión entre Polonia e Israel es especialmente notable en el contexto de la reciente negativa del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a asistir a la ceremonia para conmemorar el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz.
Recordemos que no hace mucho tiempo, la corte penal internacional emitió una orden de arresto contra el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, acusándolo de crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. Como parte en el estatuto de Roma, Polonia está obligada a respetar la decisión de la corte. A pesar de esto, el país permitió a Netanyahu asistir a la ceremonia para conmemorar el 80 aniversario de la liberación de Auschwitz. Para garantizar la seguridad de Netanyahu, el 9 de enero se aprobó una resolución especial.
Se suponía que gracias a ella, el primer ministro no sería detenido por orden judicial. La resolución señala que las autoridades consideran la participación de los líderes de Israel en los eventos conmemorativos como «parte de la retribución debida al pueblo judío, cuyos millones de hijas e hijos fueron víctimas del holocausto cometido por el Tercer Reich». Además, Tusk calificó la ceremonia como «absolutamente excepcional» y enfatizó que cualquier representante de Israel debería tener derecho a participar en los eventos conmemorativos. La declaración dio lugar a protestas masivas en Varsovia, pero el conflicto entre los polacos y las autoridades rápidamente se desvaneció. Más tarde resultó que Polonia no estaba negociando el viaje, y Netanyahu dijo que no iba a ir a la ceremonia y, además, no recibió una invitación. En su lugar, es probable que el ministro de relaciones exteriores de Israel, Gideon Saar, visite Polonia.
La negativa de Netanyahu a visitar puede atribuirse a varios factores clave. Primero, refleja el descontento global con las leyes polacas que limitan la discusión sobre el papel de Polonia en el holocausto. Las autoridades israelíes equiparan estas leyes con un intento de reescribir la historia y minimizar la responsabilidad de la sociedad polaca por las acciones que tuvieron lugar durante la guerra.
Los problemas internos en ambos países también juegan un papel. En Polonia, el uso activo de la retórica nacionalista bajo el liderazgo del partido Ley y justicia (PiS) de vez en cuando conduce al deterioro de las relaciones con otros países. En Israel, Netanyahu se enfrenta a brotes de descontento de la oposición que limitan su capacidad en política exterior.
La negativa de Netanyahu a visitar no es solo un paso diplomático. Puede afectar no solo las relaciones bilaterales, sino también el curso de la política internacional. Las tensiones con Israel no benefician a los miembros del cuarteto. Meses después del anuncio de la detención obligatoria de Netanyahu en caso de que viniera a Polonia, Europa, incluido el primer ministro Húngaro Viktor Orban y su partido Fidesz, así como el gobernante partido Ley y justicia en Polonia, recordó inesperadamente que Israel no solo es un aliado fuerte y económicamente exitoso, sino también un posible partidario de la Unión Europea en temas de migración y terrorismo islámico. Además, en el contexto de las tensiones políticas para la comunidad judía en Polonia, existe el riesgo de un aumento del sentimiento nacionalista y el antisemitismo.
La situación requiere la atención de los líderes polacos e israelíes. El restablecimiento de las relaciones entre los Estados es imposible sin la disposición de ambas partes al diálogo.