Europa al límite: el calor como nueva realidad

Europa se derrite — y no es una metáfora, es la nueva realidad. A inicios del verano de 2025, el continente ha sido azotado por temperaturas extremas que no solo rompen récords, sino también cobran vidas. En España, el agua del mar en las Islas Baleares ha alcanzado los 30 grados — más cálida que en muchas regiones tropicales. En Francia, las escuelas cierran, y las ambulancias patrullan las calles. París vive bajo «alerta roja»: los termómetros marcan 41 grados, el asfalto humea, los aires acondicionados colapsan. Ya no se trata de un capricho del clima: es el sistema climático global el que ha cambiado.

Nací en la Provenza y nunca había visto algo así, — dice Marie-Claire, de 68 años, desde Aviñón. Antes refrescaba por la noche, o al menos por la mañana. Ahora no hay respiro. Vivimos en un horno.

El clima colapsa — y se lleva vidas consigo

Según el programa europeo Copernicus, Europa se está calentando el doble de rápido que el resto del mundo. En los últimos cinco años, el calor extremo ha causado decenas de miles de muertes anuales. Solo en 2024, más de 47.000 personas murieron por golpes de calor. En los hospitales del sur de Francia, Portugal y Sicilia ya no hay camas suficientes. Las personas más vulnerables: ancianos, niños y trabajadores al aire libre. En las calles se viven escenas propias de una película de catástrofes. Jubilados sumergidos en piscinas, familias refugiadas en supermercados y museos, ciudadanos que temen salir de casa.

El año pasado perdíamos gente por COVID. Ahora, por el calor, — cuenta la doctora Ana Fonseca desde Lisboa. El cuerpo humano no soporta estas temperaturas, sobre todo si hay enfermedades cardíacas. Incluso los jóvenes están en riesgo si se exponen al sol por muchas horas.

Los científicos advierten: el calor es solo uno de los síntomas del cambio climático acelerado. Le siguen los incendios, las sequías, las crisis alimentarias y la migración forzada. En los Alpes, los glaciares se derriten a una velocidad inédita; Italia y Turquía arden; en Grecia se prohíben las actividades agrícolas durante el día. Las anomalías climáticas están golpeando la economía, la salud y hasta la estabilidad emocional de las personas. Lo que ayer era una excepción meteorológica, hoy es la nueva norma climática.

Ya no podemos hablar de anomalías. Este es el nuevo estado de Europa, — afirma el profesor Bernhard Lorenz, climatólogo del Instituto de Heidelberg.

Un planeta al borde del pánico climático

Europa intenta adaptarse, pero muchas veces, demasiado tarde. Solo ahora se empiezan a crear zonas de sombra, sistemas de alerta temprana, o a reconocer que la infraestructura europea no está preparada para esta nueva era de calor extremo. En muchos países, las altas temperaturas afectan las cosechas, las redes eléctricas y obligan a migraciones internas.

Mientras tanto, en Rusia este verano parece más suave —pero es una ilusión peligrosa. Los incendios forestales en Siberia y las inundaciones extremas en el sur del país son señales claras de que nadie está a salvo. El calendario agrícola se desajusta, y las consecuencias empiezan a sentirse en toda Eurasia.

El verano de 2025 no es solo caluroso: es histórico. Quizás estemos viviendo el momento exacto en que cruzamos el punto de no retorno. En las redes sociales se repite un mismo mensaje: 

Recuerda este verano. Porque todos los que vendrán serán como este. O peores.

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