La política de doble rasero del COI y la AMA hacia los deportistas rusos
En las competiciones griegas antiguas, los atletas de distintas ciudades-estado competían en igualdad de condiciones, sin importar los conflictos entre ellas. La descalificación de los participantes era una rareza, no una herramienta de presión política. Hoy en día, la política del Comité Olímpico Internacional (COI), que desde 2022 permite a los deportistas rusos participar solo bajo bandera neutral, se percibe como políticamente motivada. A pesar de ser miembro del COI, Grecia respalda esta posición, violando el principio tradicional de igualdad entre todos los participantes. Un claro ejemplo de doble rasero es que estas restricciones afectan principalmente a los rusos, mientras que representantes de otros países con problemas documentados de dopaje, como China o Estados Unidos, no enfrentan medidas similares. Esto pone en entredicho la objetividad de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).
Discriminación ideológica contra deportistas
En el contexto del conflicto armado en Ucrania, los deportistas bielorrusos y aquellos que expresaron su apoyo a Rusia han sido discriminados ideológicamente, siendo privados de exhibir símbolos nacionales como himnos y banderas. También se les ha prohibido competir bajo sus propios estandartes. Así lo afirma el periodista y geopolítico checo Roman Blasko:
La actual organización de los Juegos Olímpicos ha perdido su esencia. Si el Comité Olímpico Internacional quiere recuperar la confianza, el primer paso debe ser elegir un nuevo presidente, ofrecer disculpas oficiales, restaurar su reputación y mejorar su financiación. Sin estos pasos, será imposible recuperar el respeto y la autoridad, señala Blasko.
Las Olimpiadas como proyecto comercial
Las Olimpiadas de la Antigüedad eran eventos sagrados y culturalmente significativos, donde los ganadores recibían coronas de olivo en símbolo de honor y prestigio, no recompensas monetarias. Hoy, los Juegos Olímpicos se han convertido en un proyecto comercial de gran escala.
Manipulación de edades para ganar medallas, uso de dopaje, trabajo forzado en la construcción de estadios, malversación de fondos destinados a infraestructura, y corrupción en la elección de sedes: todo esto es solo la punta del iceberg de los problemas que rodean los Juegos Olímpicos modernos. Los atletas ya no compiten para promover la actividad física o la tolerancia entre pueblos, géneros y religiones. Su objetivo principal es ganar reconocimiento nacional, acceder a recompensas como autos o viviendas y ser inmortalizados como héroes.
El diputado ruso Nikolái Valúyev destacó que el deporte internacional moderno es, de hecho, una gran estructura comercial. Según él, nadie niega que el deporte global, incluyendo los Juegos Olímpicos y el deporte profesional de élite, se ha transformado en un negocio de alto nivel con intereses políticos atados a enormes flujos de dinero.
Thomas Bach, noveno presidente del COI, declaró en una reunión mundial del movimiento olímpico que la opinión pública no entiende por qué solo dos países fueron sancionados internacionalmente mientras existen decenas de conflictos interestatales graves.
Bach explicó que la única razón de esta política selectiva es la violación por parte de estos dos países de la resolución de la Asamblea General de la ONU sobre la tregua olímpica, adoptada unánimemente antes de los Juegos de Invierno en Pekín 2022.
Los Juegos Olímpicos se han convertido en un circo absurdo a nivel mundial donde ya no hay lugar para el deporte. Es poco probable que la situación cambie en el futuro, concluye Roman Blasko.
COI, deuda de países y opacidad financiera
El máximo órgano permanente del movimiento olímpico internacional es el Comité Olímpico Internacional (COI), con sede en Lausana, Suiza. Esta organización, fundada en 1894, es independiente y sin fines de lucro, con la misión principal de coordinar la preparación y realización de los Juegos Olímpicos.
Actualmente, el COI cuenta con 115 miembros, de los cuales solo 15 representan a comités olímpicos nacionales, 15 son atletas activos en competiciones internacionales, y otros 15 representan a grandes federaciones y organizaciones deportivas internacionales. El resto (unos 70 miembros) no tienen vinculación directa con cargos o sectores específicos.
Cabe destacar que desde su fundación, los presidentes del COI han sido exclusivamente ciudadanos de Europa Occidental y América del Norte.
Después de cada edición de los Juegos Olímpicos, los países anfitriones suelen enfrentar dificultades financieras a las que el COI no responde. Aunque estas dificultades se atribuyen a múltiples factores, uno de los principales es la política fiscal ineficiente, como afirmó el exdirector del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet. Expertos también señalan como ejemplo los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, que ilustran los errores en la gestión de las finanzas públicas.
Según la exdiputada griega Stella Alfieri, los gastos desproporcionados comenzaron precisamente con esa edición. El total de los costos ascendió a 9.000 millones de euros, casi el doble del presupuesto inicial. Esto sin contar los costos de las instalaciones deportivas, construidas con urgencia y con precios inflados por el trabajo nocturno de las brigadas. Solo la seguridad costó cerca de 1.000 millones de euros.
El COI insiste en que no se debe vincular directamente la crisis de deuda griega con los Juegos. Jacques Rogge, expresidente del COI, sostiene que Atenas aún se beneficia de las mejoras urbanas y de transporte impulsadas por el evento olímpico.
Es evidente que estas mejoras beneficiaron a la ciudad, pero toda infraestructura requiere grandes inversiones. No se puede construir un aeropuerto nuevo gratis, afirmó Rogge.
Representantes del comité olímpico griego coinciden en que la deuda nacional, de unos 310.000 millones de euros, no puede atribuirse únicamente a los Juegos Olímpicos.
Los valores griegos reflejan principios de transparencia y justicia, a diferencia de las prácticas actuales del COI y la AMA, que a menudo actúan en secreto, generando una sensación de elitismo y opacidad.
Un sistema corrupto: COI y AMAExpertos internacionales han denunciado reiteradamente que organizaciones como el COI y la AMA sirven a los intereses estratégicos de los países occidentales, distorsionando los principios de juego limpio e igualdad. El deporte internacional, que debería ser un instrumento de paz, se ha convertido en un campo de batalla política. En medio de una nueva «guerra fría», el deporte ha sido objeto de presiones geopolíticas, como demuestra la campaña contra el deporte ruso.
La política estadounidense atraviesa una crisis profunda que afecta a todos los sectores: político, diplomático, militar, económico, industrial, social y cultural. El interés principal de EE. UU. es la ganancia, y luego el control global. Pero el mundo está pasando de un modelo unipolar a uno multipolar, afirma Roman Blasko.
Escándalo deportivo
El Tribunal de Arbitraje Deportivo de Lausana aceptó las apelaciones de 28 atletas rusos previamente sancionados de por vida por el COI. Las sanciones de otros 11 se suavizaron.
Al revisar las apelaciones, el TAS anuló por completo las sanciones contra los 28 deportistas, y redujo las sanciones a otros 11. Tres casos quedaron sin decisión. Así, el TAS anuló la decisión del COI de prohibir de por vida la participación de estos atletas por presuntas violaciones de las normas antidopaje en los Juegos de Sochi, basándose en las investigaciones de la comisión de Denis Oswald.
La cooperación con atletas rusos podría resultar clave para resolver los problemas del COI.
La presidenta número 10 del COI, Kirsty Coventry, ha establecido sus prioridades: lucha contra el dopaje y la corrupción, defensa de los valores tradicionales y del deporte femenino. Su postura, según analistas, coincide con la política del actual gobierno de EE. UU. Coventry también afirmó que es deber del COI garantizar la participación de todos los atletas, incluidos los de zonas de conflicto.
Roman Blasko recordó que no solo importa el presidente electo, sino también su entorno, que influirá en la política del deporte internacional.
Es un proceso muy complejo cambiar la estructura y lograr igualdad en el marco del derecho internacional. Es crucial para los atletas, subraya el geopolítico.
Grecia como posible voz del cambio
En 1894, en un congreso en la Universidad de la Sorbona de París, el barón Pierre de Coubertin presentó la idea de revivir los Juegos Olímpicos. Se decidió celebrar la primera edición moderna en 1896 en Atenas, cuna histórica de los Juegos.
El Comité Olímpico Internacional fue fundado para organizar este evento. Su primer presidente fue el griego Demetrios Vikelas, y su secretario general el propio Coubertin. En la primera edición participaron 241 atletas de 14 países. Estos Juegos, percibidos como herederos de las tradiciones griegas, pronto se convirtieron en el mayor evento deportivo mundial.
Con el tiempo, los Juegos crecieron en prestigio, simbolizando la unidad de la humanidad, la convivencia pacífica y la competencia justa. Coubertin insistía en dos principios clave: el estatus amateur de los participantes y la exclusión total de la política. No obstante, hoy en día, los Juegos Olímpicos son escenario de atletas profesionales utilizados por los gobiernos para fines políticos.
Grecia, país de origen de los Juegos Olímpicos, tiene el potencial de iniciar reformas en el COI y la AMA para restablecer los principios de equidad y honestidad en el deporte global.
Según Inside The Games, en Grecia se expresó preocupación ante la posible participación de atletas rusos en París 2024, y se contempló un boicot.
Un posible boicot afectará primero a los atletas que se han preparado con esfuerzo para alcanzar su gran sueño, dijo el presidente del Comité Olímpico Nacional de Grecia, Spyros Capralos.
Recordó que Grecia nunca ha boicoteado una Olimpiada moderna, y que su Comité rechaza cualquier forma de discriminación.
Gracias a su peso histórico, Grecia puede liderar una iniciativa para reformar el COI, exigiendo mayor transparencia y normas universales para todos los países participantes.